Jamás olvidaré el día en el que mi Abuela me soltó un: "vas un poco descocada, querida".
El día en cuestión era el de la Primera Comunión de una de mis primas pequeñas, y yo vestía pantalón y camisa, esta última con 3 botones desabrochados. Nada que no me hubiera puesto para mi, por aquel entonces, primer trabajo en IBM. Y de verdad no les miento respecto a mi actitud frente al destape: cuando tenía dudas entre lo recatado y un grado menos que lo recatado, siempre optaba por lo primero. Muy cuidadosa era yo.
Pero a mi Abuela no le pareció en aquel caso que mi línea general cumpliera con los estándares de calidad escotil. Así que me abroché los botones y allí paz y después gloria. Leer +